Decoupage, estencil y las artes para todos
En las librerías el arte se mezcla con las necesidades del cliente. Por eso, una de las estrategias más empleadas, además de tener un diverso catálogo de materiales que vaya de bastidores y óleos, a témperas, pinturas, acrílicos, pinceles y atriles, pasa por la de proponer actividades que están de moda como el decoupage, la pátina o la elaboración de distintas piezas. Hay talleres de todo tipo, pero también están las técnicas accesibles a través de tutoriales que están diseminados por la web. Hay ideas y materiales para ir probando.
Como dicen Manuel y Juliana, los miembros de Mondongo -uno de los grupos artísticos más destacados de Argentina-, “la experimentación con materiales es una de las bases de comunión, el ensayo y error como método de trabajo”. El material, y en el caso de ellos profesan devoción por la plastilina, es un “aliado para expresar en su arte el entorno que los rodea”.
Si un elemento hace a la condición humana es la de la elaboración artística. El arte, tanto como elemento decorativo como de reflexión sobre el mundo, apela a recursos estéticos para emitir un mensaje, para transmitir emociones. La riqueza del arte es clave en la infancia, donde permite desarrollar la percepción, la motricidad fina y favorecer la interacción social, y también en la adultez, donde más allá del arte profesional funciona como válvula de escape para combatir el barullo cotidiano de la información, la comunicación, los celulares y las pantallas.
Los estenciles y las pinturas 3D también ocupan su rol en las expresiones artísticas más de vanguardia a la hora de expresar ideas y emociones. Esta necesidad del consumidor se mezcla con las búsquedas de distintos puntos de venta minorista en los que se empieza a hacer costumbre buscar la fidelidad de clientes a través de talleres o atención personalizada.
El especialista español Enrique Carvajal Zaera -de Sixet Experience Group- reconoce algunos aditivos que puede incorporar el minorista a la hora de fidelizar a sus clientes e introduce –además de los intrínsecos y complementarios de la venta - otros que responden al “placer y deleite del consumidor” dentro del local. La proliferación de la competencia y la tendencia de las sociedades modernas a la despersonalización y la el vértigo de la rutina hacen esenciales –y destacados- algunos sencillos elementos que salen de otro tiempo: la atención personalizada, la calidez humana, la búsqueda de generar sensación de comodidad y placer al cliente. El arte, entonces, aparece como un elemento saliente y destacado.